La Opinión colectiva - El escudo

Mucho me temo que esto, incluso para mi mismo, se asemeja demasiado a cavar en la arena: Llega un momento en el que no consigues nada porque las paredes del agujero caen sobre el propio fondo continuamente, y pronto te cansas viendo que esto no es práctico. Todavía peor cuando es, como no puede ser de otra forma, un trabajo personal. Y aún lo pondré peor para esta empresa: Cuando todos los que tienes a tu alrededor te excomulgan de la innecesaria carga de enfrentarte a ti mismo | oponiéndose a lo innecesario, tú mismo acabas restándole importancia a lo único que la tiene:



¿Cómo puedo, vanidoso de mi, aspirar oponerme a mi y a la lógica objetiva afirmando que esta es una prioridad real? ¿Acaso no veo la satisfacción en los demás, || esos demás que ahora imagino judgando esta actitud ya no reprochable sino estúpida? ¿Pretendo tener la razón...?


Manejamos nuestra vida buscando la cobertura, el respaldo de nuestro razonamiento y no de la conciencia, la aprobación del colectivo que nos permita olvidarnos de lo que permanentemente está ahí y nos empuja, insistentemente, a ser lo que realmente somos. Para la opinión colectiva, puedes ser un zapatero, y tú en la opinión colectiva, para ti si entras en ese juego, serás un zapatero. ¿Pero eres un zapatero? ¿Eso es lo que intrínsecamente eres? ¿En tu fuero interno eres Fulano de Tal, pareja de Mengano de Cual? No, no, al menos para mi no quiero eso.


Está muy bien decir '¡Eh! ¿Qué demonios? ¿No es esto, todo lo que me rodea, por lo que llevo trabajando todo este tiempo? ¿Acaso no conozco yo mejor que nadie todo este esfuerzo? Ni hablar, no pienso cambiar las tornas ahora porque tenga un capricho pasajero, llevo teniendo dudas toda mi vida y mira, ¡aquí estoy, he logrado todo esto!', pero llevas teniendo dudas toda tu vida por ese capricho que ojalá | fuera tan pasajero como te resulta. Ahora piensa quién dice esas palabras, si eres tú, realmente, o tu vanidad herida, desvelada más bien, como hacía tiempo que no estaba.


»Piensa en si esas palabras son tu parecer íntimo | o tus opiniones, tu escudo, tan surtido y variado en recursos, tan lleno de remaches y arreglos que ya no queda nada de lo que realmente era.