Te propongo un ejemplo, quizá de modo evocador y recordatorio: Cuando éramos niños, y haciendo un día estupendo nos tocaba lamentablemente estudiar, surgía en nosotros (en todos, todos hemos sido niños), un curioso comportamiento. Veámonos, a través de la ventana de la memoria sentados en nuestro pupitre, con el bostezo estirando los labios y un pesadísimo tema que aprender delante de nuestras narices. "¿Para qué?" No nos apetecía estudiar, y entonces sucedía. Todo era maravillosamente seductor: Este lápiz de colores, esa bombilla encendida y el gorrión que comía migas en el alféizar. ¡Incluso una mosca, maravillosa maravillosa mosca! ¿No te sientes insultado? Pues voy a ayudarte a ello. Porque el libro a estudiar es esa pequeña cosa continuamente presente, eso que sabemos que es importante pero que pretendemos evadir, con maravillosas y estúpidas moscas y bombillas, todas ineludibles, todas presentes, pero todas y cada una de ellas inútiles. Pero aún hay un símil más: ¿Recuerdas esa sensación de evasión que teníamos respecto al libro? Pues es exactamente la misma que tenemos ahora, segundo tras segundo. Y la hemos vivido tanto que ni la sentimos. Pero, con otro juego, la subiremos a la palestra durante un momento, y lo vamos a hacer en ti y en mi;
Es muy sencillo, se hace notar con las cosas que tienen relevancia en nuestro fuero interno. Sólo tenemos que recordar durante un breve instante algo que pretendamos evitar, como una amistad perdida o esa promesa que te hiciste al respecto de tus creencias, y luego reflexionar sobre el peso que ha tenido en nuestro día a día desde entonces. Te encarezco a que lo hagas (¡estamos en confianza, date unos minutos!), et voilà, ahí está esa incomodísima sensación. ¿Sabes que es lo que ocurre? Que estamos muy acostumbrados, y más que día tras día nos alientan a ello*, a evadir nuestros "problemas**" con banalidades constantes. Ahora, después de tanto tiempo sin vivir de verdad, sin centrar toda tu vida, | cada uno de tus movimientos en nada, hemos adaptado nuestra voluntad y nuestro corazón a vivir en nada. Porque... ¿Cuándo fue la última vez que reflexionaste sobre algo importante sin que te asaltara a la mente de manera involuntaria? ¿Recuerdas cuándo fue la última vez que te diste un ultimátum?
*¡Dieta equilibrada! | ¿Te gusta conducir? | ...Seguridad para ti y los tuyos... O mejor: 'Superó sus problemas gracias a la práctica del yoga.'. Cualquiera con dos dedos de frente sabe lo que quiero decir...
**Problemas. Me encanta este término. Y aún me encanta todavía más el hecho de que se presente como problemas todas esas cosas en las que no nos interesa pensar. Pero ¿acaso es un problema tener, por poner el primer estúpido ejemplo, una duda existencial? ¿Es tal vez un problema vivir un amor no correspondido o una crisis de fe? ¿Pero en qué mundo vivimos que trata como negativo y problemático lo trascendente?